San Salvador de Fuentes
RománicoSan Salvador de Fuentes es una construcción que, a pesar de sus reducidas proporciones y de la simplificación planimétrica y espacial, no debe ser considerada como un simple producto del románico rural asturiano. En él, las proporciones calculadas y armónicas demuestran que no todo en el ámbito rural de la región se sabe de talleres populares. Su nave mide en el exterior 1.048 cm y 900 en su interior; la capilla, 475 cm por fuera y 388 por dentro. Entre ambas se emplaza el arco del triunfo, con dos roscas interior y exteriormente, de las que la central se apoya en sendas columnas con capiteles figurados. Este arco, que tiene una luz de 258 cm y 462 de flecha, es de trazas rebajadas, a diferencia de la arquería interna, que mantiene las semicirculares. En esta zona del templo se centra todo el interés constructivo, ya que, frente a la sencillez de la nave, carente de cualquier articulación y cubierta de madera, se opone la riqueza de trazas de la pequeña capilla, abovedada con cañón, también rebajado. En ella, los muros están articulados por tres arcos en cada paño mural, que llaman la atención por la exactitud de la medida y la perfecta composición simétrica, que se hace especialmente notoria en el frente al realzarse el arco central (142 cm de luz) que enmarca la ventana, flanqueado a ambos lados por arquillos menores de 66 cm de luz. Los tres arcos de los muros laterales, que son todos idénticos, tienen una medida de 121 cm entre los centros de los soportes, prácticamente el doble que las luces de los arcos laterales del frente, lo que refleja la existencia de un módulo en el cálculo de proporciones y explica los logros armónicos alcanzados en el conjunto.
Esta armónica arquería ciega dignifica y engrandece con su orden y simetría el espacio sagrado en el que se emplaza el altar. A través de la relación armónica entre partes, se persigue, sin duda, como en todas las obras de este estilo, algo más que la belleza sensorial; constituía este un camino, una «vía anagógica» en términos de Suger de Saint Denis, que ayudaba a os fieles a alcanzar la armonía de las realidades espirituales. En este sentido, la capilla de Fuentes, puede ser interpretada como trasunto de la Jerusalén Celestial.
La arquería ciega que realza su muro ya estuvo dotada de un carácter áulico y de dignificación espacial en el ámbito de la monarquía asturiana, sumándose ya entonces la función simbólica que quiere hacer de las construcciones propiciadas por los monarcas un trasunto de la ciudad perfecta celestial. Las portadas y ventanas de este pequeño templo aún no presentan la formulación característica del románico internacional. Las ventanas son simples saeteras, incluso la del muro de testero, y las puertas se caracterizan por la ausencia de monumentalidad. La occidental es de arco de medio punto sencillo, apoyado directamente sobre jambas; la septentrional, aún más sencilla, que parece pertenecer a la fábrica del XI, es la que conserva la inscripción fundacional y consecratoria del templo.
Sin embargo, el tratamiento de las cornisas con canecillos esculpidos, así como la figuración de los capiteles del barco triunfal, denotan el carácter propiamente románico del templo, que se muestra más conservador en los capiteles vegetales de hojas lanceoladas de la arquería ciega del presbiterio. Los repertorios de los canecillos son ya más amplios y variados, alternándose los de tipo geométrico con los fitomorfos, zoomórficos y de figuras humanas. En lo referente a las escenas historiadas, destacan los dos capiteles del arco del triunfo que tienen interés de incorporar una temática simbólica de cierta complejidad; el lado derecho muestra una visión apocalíptica del Cordero y el León, y el del lado izquierdo, a un hombre flanqueado por dos leones que enlaza con sus brazos, tema muy repetido en otros templos de la comarca.
Cita bibliográfica:
ÁLVAREZ MARTINEZ, Maria Soledad; El Románico en Asturias; editorial TREA, Oviedo, 1999.