Pregón de 2007
Doña Carmen Rodríguez Menéndez
Presidenta del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Asturias
Carmen Rodríguez Menéndez es natural de Gijón y licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. En la actualidad ocupa el cargo de Jefe de Servicio de Laboratorio Clínico en el Instituto Nacional de Silicosis y Vicepresidenta de PSN (Previsión Sanitaria Nacional).
Desde 2001 es Presidenta del Ilustre Colegio de Médicos de Asturias.
En 2003 es nombrada Presidenta de Unión Profesional de Asturias y está en posesión de la Medalla de Oro del Ilustre Colegio de Veterinarios de Asturias.
En el año 2004 pasa a ejercer como Académica de Honor de la Real Academia Médico-Quirúrgica del Principado de Asturias, y en noviembre de dicho año es distinguida con el premio Camín de Mieres y Aula de Paz por la defensa de la profesión médica y de la salud de la sociedad asturiana.
En el año 2005 es reelegida presidenta del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Asturias.
En enero de 2006 recibió el primer premio al Colegio de Médicos más Top de España por la actividad desarrollada y las iniciativas innovadoras para los colegiados y la sociedad llevadas a cabo por la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Médicos de Asturias.
En enero de 2007 es reelegida vicepresidenta de la mutua sanitaria Previsión Sanitaria Nacional, PSN.
Pregón de Semana Santa de 2007
SEMANA SANTA EN VILLAVICIOSA
Excelentísimas autoridades eclesiásticas y civiles, Mayordomo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cofrades de la misma, vecinos de Villaviciosa, amigos todos.
Debo comenzar estas palabras, haciendo público mi agradecimiento a todo el pueblo de Villaviciosa por el alto honor del que me han hecho partícipe, al invitarme a dirigirme a todos ustedes anunciándoles la Semana Santa.
Mis sentimientos al recibir la noticia fueron transformándose. Desde el aturdimiento de los primeros momentos, hasta pasar a la alegría por esta distinción, acompañada de la preocupación por la responsabilidad que entraña participar en este acto.
En este momento, el sentimiento que me embarga es la emoción, una emoción que me conmueve por un doble motivo: para mí siempre es muy grato visitar Villaviciosa, recorrer sus calles, observar sus gentes, sus costumbres y encontrarme con los numerosos amigos que poseo en este magnífico rincón de Asturias, uno de los más privilegiados. El otro motivo, el principal, el que hoy valoro excepcionalmente, es que soy pregonera y por tanto participante directa de una de las más importantes tradiciones y manifestaciones religiosas y culturales de esta hermosísima villa marinera, de toda Asturias y de toda España.
Abrir con el pregón las celebraciones de la Semana Santa, es uno de los más altos honores que se le pueden conceder a una persona. Que su voz sea la encargada de transmitir a todos, alto y claro, la noticia que anuncia a los cuatros vientos la celebración de la más grande festividad, el más grande de los Misterios: la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Ante tan sublime realidad, mi voz, no puede ser más que un tímido balbuceo, sutil, reverente. Pero sí deseo que sea oída como una voz cercana y amiga, una voz sencilla, de una persona común como todos vosotros, que estos días recorréis en procesión las calles de esta villa. Dentro de esta sencillez, querría que fuera una voz a la vez sugerente, que os incite a todos a participar plenamente en la festividad de estos días santos y dolorosos.
Espero desde mi más sencilla humildad, alcanzar las expectativas de mi misión. Nunca he sido pregonera y mi mérito fundamental para hoy tener este honor, es pertenecer a esta tierra entrañable de Asturias, conocerla y amarla profundamente y amar también profundamente a sus gentes y compartir con todos la acentuada fe y el respeto por una cultura ancestral que en este caso es mezcla inseparable de arte, tradición y religiosidad.
Estos elementos, queridos amigos: el arte, la tradición y el sentido trascendente de la religión, son los fundamentos de esta Semana Santa maliayesa. El legado más preciado de vuestros antepasados, de unas gentes que construyeron sus videos, con los pies en la tierra y la mano en el arado, pero mirando siempre al cielo, ese magnífico cielo azul entre algodón. Agradeciendo los favores divinos de la forma más bella que puede hacerlo el ser humano, alumbrando una tradición y una cultura que distingue y enaltece a esta villa.
Los pueblos y las sociedades no son otra cosa que el producto sedimentado de su historia; un proceso ininterrumpido de desarrollo cultural del que es ejemplo esta Villa, tornasol de luces múltiples y espléndida realidad de una geografía urbana adaptada a una forma de vida, donde el paisaje lo invade todo, siendo el refugio de innumerables especies vegetales y animales formando una magnífica reserva natural, que se extiende en un espacio geográfico abierto y fronterizo con el profundo e intenso mar Cantábrico.
En este entorno privilegiado, donde la convivencia entre las personas aún está gobernada por los dictados del afecto y la amistad, donde sigue existiendo el espíritu de comunidad que dio sentido e hizo prosperar a nuestros pueblos y donde aún se puede escuchar el latir del tiempo pasado, sin necesidad de renunciar a ninguno de los privilegios de la modernidad, nos disponemos hoy a abrir, un año más, la Puerta Santa de la tradición que nos lleva, sin solución de continuidad, a la plenitud de las celebraciones de la Semana Santa que yo os anuncio y que os anticipo, desgranando el programa de este año.
Porque llega el tiempo de la Pasión y el pasado vuelve, siempre nuevo y siempre fiel como seña de identidad, de fe arraigada y profunda. La primavera rompe en nuestra tierra, aquí en Villaviciosa, penetrando en nuestros corazones y avivando la llama de la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. La celebración del Domingo de Ramos conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y llena las calles de la Villa de colorido, de alegría e inocencia infantil.
Veremos una gran algarabía de familias, de niños y adultos con sus mejores galas acompañando el paso de «Jesús sentado en su borriquita» para asistir a la bendición de ramos y palmas en la Plaza del Ancho.
El escenario del ritual de todos estos misterios que vamos a contemplar es la calle. Y es que la calle, se convierte desde ahora y hasta que Cristo resucite en la Cruz, en el auténtico Templo de Villaviciosa. En la calle se vie, en la calle se reza, en la calle se interpreta, en la calle se muestra el más austero, sencillo y auténtico Vía Crucis.
Todos los maliayeses estos días sois actores. Todos sois anónimos ciudadanos dispuestos a asumir vuestro papel. Por convicción, por herencia, por sinceridad, porque sale de lo más íntimo de vuestro corazón. Hay una fuerza sobrenatural, que os convoca estos días a acompañar a Cristo.
El Domingo de Ramos, es un domingo alegre y blanco en la mañana, que va a ir apagando su encendida emoción, conforme avanza la tarde y la certeza del Drama se agiganta con las primeras sombras de la noche.
Las noches de la Semana Santa, son noches tristes, pero son también noches brillantes debido a la luna llena que nos marca la estación. El astro preside el misterio y el drama y en cada casa maliayesa, en cada uno de vosotros se iluminarán sentimientos y sensaciones. Ha sido así durante siglos y seguirá durante muchos más.
El Martes Santo en la noche, acompañaremos la impresionante procesión del Silencio de la Madre Dolorosa. Todo un homenaje de recogimiento personal y a la interiorización de nuestros sentidos.
Miércoles Santo se celebra el auto sacramental de «El Encuentro». Pronunciará el sermón, el Reverendo Don Manuel Fanjul García completando la representación con los pasos de «Jesús Nazareno», «La Verónica», «San Juan» y «la Virgen Dolorosa» en la plaza del Ancho, que con su inigualable entorno arquitectónico, nos retrotrae a aquél Jerusalén de hace 20 siglos.
El Jueves Santo se comienzan los actos con la Eucaristía de la Cena en el Templo Parroquial y en el Monasterio de las Clarisas, para dar paso a primer gran desfile procesional «el del Calvario». Todo un desbordamiento de belleza con los pasos de «La Verónica», «San Juan», «la Flagelación del Señor», « la Coronación de Espinas», «Jesús Nazareno», «La Virgen Dolorosa». Y este año con el nuevo paso de la «Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos». También nos acompañaran los pasos infantiles, tan disputados, por la ya incipiente tradición religiosa de niños y adolescentes. «Jesús Niño»; «Primera Caída»; «Segunda Caída» y «Cristo Crucificado», jalonados por múltiples pendones. Todos los pasos bellísimamente engalanados, desfilan sobre los cofrades en un acto imponente de silencio, oración y sacrificio. Toda la Villa entregada con un respeto y un recogimiento que brotan del corazón.
El Viernes Santo día denso de dolor se celebra la Muerte del Señor en el Templo Parroquial y en el Monasterio de Las Clarisas. Al caer la noche, alcanza su plasticidad más sorprendente la Semana Santa maliayesa.
La humildad, el sacrificio, la oración y el amor inundan las calles de la Villa, con el acto cumbre del Desenclavo realizado por los cofrades, bajo las órdenes del Predicador Reverendo Don Juan Hevia Fisas, van depositando la imagen de Cristo crucificado, su cuerpo yacente, con el mayor mimo y solemnidad en el Santo Sepulcro, magnífica obra de plata y cristal, que a hombros de los cofrades lo llevarán en Santo Entierro por las calles de Villaviciosa, escoltado, protegido y defendido por sentimientos humanos, sentimientos profundos que se palpan y crepitan en el ambiente, en los gestos, en los rostros, en el recogimiento y en la emoción contenida de todo el pueblo.
A estos sentimientos se une además la fuerza misma que tiene la procesión, ese caminar juntos que inunda a todos de firmeza espiritual.
El Sábado Santo con los sentimientos al límite, en medio de una densa calma el pueblo acompaña en la procesión de «La Soledad» a la Virgen Dolorosa y al Discípulo Amado, San Juan, buscando todos una respuesta.
Aquellos que caminan junto a un paso procesional, mezclados, ritualizando manifestaciones de penitencia, súplica y acción de gracias, pueden sentir lo que les une a cuantos a su lado procesionan hermanados e implicados en la misma tradición.
Tras la noche brillante del sábado en la que se celebra la solemne Vigilia Pascual, rompe la alegre y feliz luz del día glorioso: Es el Domingo de Pascua, es Domingo de Resurrección; es Pascua florida; es fiesta; es alegría.
La Resurrección del Domingo de Pascua da sentido a nuestra Fe, es el triunfo de la vida sobre la muerte. Esta será la Luz que siga alumbrando los sentimientos, las tradiciones y la vida de todos los maliayeses y de todos los cristianos, para colaborar eficazmente en la construcción y el progreso de dos valores fundamentales: el amor y el perdón, pilares del entendimiento entre todos. Solamente estos principios transforman a las personas, a las familias, a la sociedad.
Esta es la gran lección del libro abierto y mostrado estos días en nuestras calles. En él debemos leer y esforzarnos por crear a nuestro lado en la vida de cada día, otra realidad más justa, más solidaria, más fraterna.
Nuestro mundo puede ser transformado: Posibilitémoslo, pongamos unidas nuestras manos formando una cadena humana a favor de esta enseñanza de la pasión: la reconciliación.
Este magnífico programa, transforma la Villa y nos demostrará en las procesiones que la fe es pública, que la Semana Santa en la calle es bella en todo: imágenes, pasos, encuentros, cofrades, luces, flores, música. Bajo este grandioso escenario hay muchos y largos días de ensayo y preparación.
Está presente y todos sentimos, el trabajo de la Cofradía de esta Villa: la Cofradía del Santo Nombre de Jesús Nazareno, que dato del año 1668 y fue fundada con un objetivo: garantizar y perpetuar la celebración de los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, con la participación directa del pueblo.
Hoy, públicamente proclamamos, que los objetivos que el nacimiento de la Cofradía se propuso en el Siglo XVII, se vienen cumpliendo generación tras generación, años tras año, y as í lo certifica en sus escritos Don Nicolás Rodríguez Martín, Mayordomo de la Cofradía, confirmando que la Semana Santa de Villaviciosa sigue siendo fiel a la misión encomendada hace más de 300 años, siendo sus vecinos fieles valedores de las costumbres heredadas de sus mayores, sentimientos internos y profundos de devoción y religiosidad, que los manifiestan externamente con actos públicos, identificándolos como una parte importante de su propia cultura.
La Cofradía nos invita desde hace más de tres siglos a recordar y celebrar este hecho histórico que ocurrió hace dos mil años y digo intencionadamente celebrar, porque ese mismo hecho se repite aquí en Villaviciosa en esta próxima Semana, veinte siglos después y es posible esta repetición hoy, en el siglo XXI, sencillamente porque es un misterio y sobre todo es una historia de amor y el amor traspasa el tiempo y pervive más allá de las personas y de las ideas.
Y así nos explicamos que afrentas singulares a la tradición y a las costumbres arraigadas en el alma de los pueblos, acaben siempre avocadas, tras unos inicios impetuosos y burbujeantes, al olvido y al desprecio de las gentes de esos pueblos.
Aprovecho mi intervención para anunciar que el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Asturias, que me honro en presidir, apoyará con todo entusiasmo la candidatura de la cofradía de nuestro padre Jesús Nazareno al Premio «Pueblo Ejemplar de Asturias» que convoca la Fundación Príncipe de Asturias. Lo que acabo de exponer sobre la cofradía justifica sobradamente esta distinción y animo a todos los oyentes a hacer fuerza en ese sentido con su aportación.
Porque nada puede entenderse en la celebración de la Semana Santa de esta Villa, que sea ajeno al principal protagonista de esta manifestación de fe, el cofrade, verdadero soporte de la tradición y artífice no sólo de su puesta en escena, sino también de la auténtica espiritualidad de la celebración.
La condición de cofrade es familiar, pasando de padres a hijos, generación tras generación. Poseen un compromiso de católico ejemplar, una fidelidad a una tradición ancestral y el deber de cumplimiento de unos rigurosos estatutos, que marcaron su conducta en el pasado y siguen marcando hoy, el comportamiento social de los hermanos cofrades.
Los cofrades han traído hasta nosotros estas hermosas tradiciones que viviremos estos días; que han sobrevivido al tiempo; porque para detener el tiempo caprichoso y olvidadizo, estaban ellos ahí y también estaban, para impulsar la gran aportación artística de las imágenes escultóricas, que representan los grandes momentos de la Pasión.
Los cofrades son personas anónimas. Ellas y ellos, sin distinción de edad, niños y adolescentes, jóvenes, adultos y hasta ancianos que con su presencia silenciosa quieren mostrar que algo les mueve desde dentro. Sentimiento y vivencia, que misteriosamente sigue atrayendo hoy a niños y jóvenes, en una sociedad tan secularizada y hasta pagana como la nuestra.
Continuad así, cofrades, para que las nuevas generaciones encuentren altos ideales que guíen sus vidas.
Pero curiosamente la Semana Santa de Villaviciosa en la calle es también signo visible y activo para los alejados, para los que ya quizás no se sienten tocados por referencias cristianas en sus vidas, pero que tantas veces experimentan la nostalgia de un «no sé qué», de algo superior en los secretos de sus almas.
El perfume nuevo de las flores de esta primavera tras la Pascua, la música, la emoción de los cofrades, el olor del incienso, de los cirios, el silencio, el recogimiento y el acompañamiento de todos, se recoloca las cosas en su sitio, los afectos y las nostalgias del corazón humano, sus frustraciones y también sus esperanzas. Las buenas gentes regresan a su fe, a su limpieza de niño.
El milagro se obra cada año y esta próxima semana lo vamos a comprobar otra vez. Es la forma que tiene todo un pueblo de interpretar el hecho más importante de los cristianos: La Redención; a vuestro estilo, como os enseñaron vuestros antepasados y como vosotros lo trasladáis a vuestros hijos.
Es la historia de la tradición. Es la vivencia religiosa de Villaviciosa, que se vuelca con lo que más orgullo les suscita.
Finalizo mi pregón y tras él, tendremos el placer de reconfortar el espíritu, con un hermoso concierto que nos ofrecerá la Coral «Capilla de la Torre».
He intentado sentirme uno más de vosotros, tened la certeza de que os he hablado con el corazón. He tratado de atisbar, aunque sólo fuera algún retazo, de ese amor profundo que sentís por vuestra Semana Santa. Con la palabra y el pensamiento me he puesto bajo esos pasos, esas veneradas imágenes como un hermano cofrade más y he sentido el peso de su marcha pero sobre todo he sentido el palpitar de vuestros corazones.
He querido vivir en este pregón, vuestra historia y vuestra vida.
Esta noche he sido un maliayes más y como tal quiero finalizar con palabras villaviciosinas, de vuestro poeta Luis David, en mi boca:
Semana Santa en la noche
Villaviciosa callada…
sombras, rumores de rezos,
dos filas de hoja de llama
y en la torre de la Iglesia
están mudas las campanas
Gracias al pueblo por la hermosa tradición y el ejemplo.
Carmen Rodríguez Menéndez
Presidenta del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Asturias